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 Somos CMU Poveda

El Colegio Mayor Padre Poveda es un centro universitario femenino dirigido por la Institución Teresiana, y adscrito a la Universidad Complutense de Madrid.

Mediante la convivencia, las actividades y el acompañamiento personal, ofrece un clima educativo que favorece el estudio y el desarrollo de la persona, la vivencia de la fe y la responsabilidad social.

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Primera Residencia Universitaria Femenina de España

En la primera década del siglo XX el lugar de la mujer en la sociedad estaba reducido a algunos aspectos de la vida y restringido a todos los que tuvieran que ver con el protagonismo social, cultural, académico, profesional y político.

Así mismo la modernización de las sociedades se realizaba en conflicto con la posibilidad de la vivencia de la fe cristiana.

Pedro Poveda, un hombre atento a su tiempo, desplegó una acción favorable a promover la formación de la mujer y el desarrollo de sociedades cuya convivencia fuera justa y equitativa, sin que dejara de producirse el necesario diálogo entre la ciencia y la fe. Desde 1911, en distintas ciudades de España, abrió Academias y Centros Pedagógicos con dichos fines. Apenas un año antes, la Universidad española había permitido el ingreso a las mujeres para alcanzar carreras universitarias.

Al darse cuenta de la falta de espacios propicios para el estudio y la formación, en 1914 Pedro Poveda funda en la calle Goya nº 46 de Madrid, una Residencia Universitaria Femenina, inspirándose en los más serios proyectos existentes y contando con un grupo de colaboradoras preparadas y que compartían la idea y el proyecto. Resultó ser la primera de España en su modalidad.

Se iniciaba así un estilo educativo definido por algunos valores característicos como libertad, responsabilidad, alegría, naturalidad, diálogo, servicio, que continúa hasta nuestros días enriquecido por las diversas corrientes pedagógicas y culturales que garantizan su eficacia y credibilidad.

Desde los comienzos, las propuestas educativas impulsadas por Pedro Poveda permanecen sensibles a las realidades sociales menos favorecidas y tienen por finalidad realizar una aportación comprometida en favor de dignidad de la vida y la igualdad de oportunidades, valores esenciales de profunda raíz cristiana.

La Residencia Universitaria Femenina de Madrid, tuvo distintos domicilios en las calles Goya, Alameda y San Mateo, hasta su establecimiento definitivo y constitución como Colegio Mayor Padre Poveda, en 1950, en el actual edificio de la calle Isaac Peral nº 60.

 

Fue Josefa Segovia, entonces Directora General de la Institución Teresiana, con un grupo de profesoras y estudiantes la responsable de la nueva etapa de la actividad que llega a nuestros días. Entre muchas personas destaca la dedicación de Carmela Álvarez, figura clave en el desarrollo del actual Colegio Mayor.

Son numerosas las promociones que se han formado en la escuela de Poveda. Jóvenes preparadas para ocupar puestos de relevancia en estamentos públicos y privados de la sociedad, sin olvidar el crecimiento en la vida familiar.

El escudo es utilizado por la Institución Teresiana desde su origen. A lo largo de las primeras décadas los elementos fundamentales que dan identidad a la obra que nace se modifican de acuerdo a las realidades sociales, hasta que en los años 50 se acuñan definitivamente.

Los elementos que han permanecido desde el principio son la cruz, un libro y un campo azul. La Residencia Universitaria Femenina de Madrid utilizó el escudo de la Institución Teresiana durante los años de actividad pero cuando ésta se transforma en Colegio Mayor inscrito a la Universidad Complutense se definen las señas propias.

 

El escudo asume elementos del escudo de la Universidad Complutense como el "ibis", ave de la mitología egipcia que representa el dios Thot, Tot (en griego), Dyehuty (en egipcio), que es el dios de la sabiduría, la escritura, la música, las artes... Del escudo de la Institución Teresiana conserva la cruz, las letras griegas alfa y omega y el campo azul.

Nuestra historia

Nuestro escudo y nuestro lema

El lema "Deus Scientiarum Dominus" se conserva en el frontispicio de la fachada principal del edificio; corresponde al propio de la Institución Teresiana. Fue instituido por San Pedro Poveda y sintetiza la fundamental importancia del diálogo entre la Fe y las ciencias, que caracteriza la tarea humanista de la Institución Teresiana.​

"Dios Señor de las ciencias"

Equipo Directivo

Junto a la Directora, existe un equipo que hace posible el funcionamiento y día a día del Colegio Mayor:

Administradora

Ana Isabel Bécares García

Tutoras

Reme Salas Vitar, Paloma Corbí Cuenca, Mª del Mar

Gallardo Samper y Nerea Devesa Platero.

Secretario

José Miguel Muelas Muñoz

 Somos Equipo Directivo

El Colegio Mayor Padre Poveda es animado por la Institución Teresiana, una Asociación Internacional de seglares de la Iglesia Católica fundada por San Pedro Poveda en 1911, a la que dio el nombre buscando en Santa Teresa de Jesús la inspiración de una vida plenamente humana y toda de Dios.

 

La Institución Teresiana está formada por personas que, desde la vivencia de fe, el trabajo profesional y la vida familiar, quieren ser signo de los valores del Evangelio en la sociedad actual, especialmente con una perspectiva educadora, haciendo posible una transformación de la realidad allí donde más se necesita o donde la dignidad humana se ve comprometida o es vulnerada.

Los hombres y mujeres, miembros de esta Institución, están atentos a las necesidades del mundo en que vivimos, procurando hacerlo más fraterno y justo, según el carisma y la visión profética  que San Pedro Poveda ofreció a los laicos al iniciarse el siglo XX.

La Institución Teresiana se organiza en dos tipos de asociaciones: la Asociación Primaria (AP), formada por mujeres, dedicadas íntegramente a vivir la misión de la Institución en total disponibilidad, en todo el mundo. Las Asociaciones ACIT formadas por hombres y mujeres dedicados a vivir la misión en sus contextos locales, familiares y profesionales.

 

Los miembros realizan la misión de la Institución, individual y asociativamente, dando testimonio de los valores del Evangelio desde su actuación en la familia, en la profesión y en la sociedad, en entidades propias o en estructuras privadas o estatales y colaborando así en la realización del Reino de Dios en la historia.

Somos Institución Teresiana

San Pedro Poveda Castroverde: Titular y fundador

En 1902

Comienza su tarea en las cuevas de Guadix

Desde 1902, a partir de la misión cuaresmal, predicada en colaboración con el capellán de la Ermita Nueva de las cuevas de Guadix, incorporó a sus actividades la de promover humana y cristianamente a estos habitantes, con paro, hambre, analfabetismo y soledad, y comenzó a establecer relaciones entre la ciudad y la periferia. Con ayudas de entidades públicas y de particulares pudo construir las “Escuelas del Sagrado Corazón de Jesús”, pagar a los maestros, dar de comer a algunos niños y crear clases nocturnas y talleres para adultos, realizando una importante tarea humanitaria, educativa y de formación profesional y cristiana en este amplio sector de la población, marginado y carente de recursos. Guadix le reconoció esta importante tarea, nombrándolo “Hijo adoptivo predilecto” y dedicándole una calle de la localidad.

3 diciembre 1874

Nace en Linares (Jaén)

San Pedro Poveda Castroverde nace el 3 de diciembre de 1874 en Linares, Jaén. Fue el mayor de seis hermanos del matrimonio compuesto por don José y doña María Linarejos. Recibió el Bautismo en la Parroquia de Santa María de Linares una semana después, y la Confirmación el 5 de abril de 1875.

Su padre era químico en una Sociedad minera y concejal del Ayuntamiento. Desde muy niño sintió atracción por el sacerdocio y, apenas cumplidos los diez años, manifestó su deseo de estudiar en el Seminario de Jaén. Tras prolongada insistencia, lo consiguió al terminar el segundo curso de Bachillerato, a condición de que hiciera a la vez los estudios eclesiásticos y los civiles. En 1893 obtuvo el  título de Bachiller.

En esos años aprendió a mirar con caridad a  los pobres de los suburbios y a los numerosos  emigrantes que trabajaban en las minas.

 

Por dificultades económicas de la familia, a  causa de la enfermedad del padre, en 1894 se  trasladó al Seminario de Guadix (Granada),  donde le fue concedida una beca por el Obispo de esta Diócesis, el Siervo de Dios Maximiano Fernández del Rincón.

Allí terminó sus estudios y el 17 de abril de 1897, sábado santo, fue ordenado sacerdote en la capilla del Obispado, donde celebró su primera Misa solemne el día 21.

El comienzo de su vida sacerdotal estuvo plenamente dedicado al servicio de la Diócesis. Fue Vicesecretario del Obispo y Secretario del Gobierno Eclesiástico, Profesor y Director espiritual del Seminario, impulsó las Conferencias de San Vicente de Paúl y la Obra de la Propagación de la Fe, y organizó misiones y catequesis con los seminaristas. También se dedicó al estudio y en 1900 obtuvo el título de Licenciado en Teología.

En 1894

Se traslada al Seminario de Guadix en Granada

17 de abril de 1897

Es ordenado sacerdote

Es nombrado Canónigo de la Basílica de

Santa María de Covadonga en Asturias

En 1906

Ante las inevitables dificultades que también encontró, en 1905 se trasladó a Madrid con el deseo de hacer otra fundación para niños de la calle, que no fue posible. En 1906 fue nombrado canónigo de la Basílica de Santa María de Covadonga (Asturias), donde permaneció siete años.

Atento siempre al entorno en que vivía por exigencia de su fe, se preocupó pronto por los peregrinos que se acercaban a la Virgen, y escribió libros para orientar su vida cristiana y su oración. En Covadonga, “mirando a la Santina”, descubrió la llamada que en adelante daría sentido a su vida: la importancia de la función social de la educación y de que los maestros estuvieran bien preparados profesionalmente, vivieran su fe de modo coherente y responsable, fueran solidarios y supieran cooperar. Tuvo la audacia de proponer un amplio plan de formación y coordinación del profesorado católico y, dispuesto siempre a “comenzar haciendo”, desde 1911 fundó Academias para estudiantes de Magisterio, Centros Pegagógicos y Revistas, germen de la Institución Teresiana.

 

 

 

 

Para impulsar mejor estas fundaciones, que agrupaban a personas dedicadas a evangelizar en el mundo de la educación y de la cultura, en 1913 se trasladó a Jaén, donde fue canónigo de la Catedral, se hizo Maestro y trabajó como profesor del Seminario y de las Escuelas Normales. Allí conoció a la Sierva de Dios María Josefa Segovia, su principal colaboradora, y después primera Directora General de la Institución Teresiana.

 

 

 

 

El desarrollo de esta Obra, que se amplió con nuevas Academias y Centros Pedagógicos en distintas provincias y, en 1914 en Madrid con la primera Residencia universitaria femenina de España, favoreció que la Institución Teresiana fuera reconocida civilmente en 1917 en Jaén a tenor de la vigente Ley de Asociaciones, y obtuviera aprobación eclesiástica diocesana como Asociación de seglares, según el Código de Derecho Canónico recién promulgado. Quedó constituida desde el principio como una Institución laical compleja, con un núcleo plenamente comprometido en la enterga a Jesucristo y en la misión y diversas asociaciones cooperadoras. Se acogía a la titularidad de Teresa de Jesús, “doctora y santa”, y proponía como estilo de vida el de los primeros cristianos.

 

Atento siempre a las necesidades de su entorno, en Jaén fue también Decano de la Academia de Estudios Superiores, Director espiritual del Centro Obrero, miembro de la Junta de Reclusos y Libertos, Vocal de la Junta Provincial de Beneficencia, y socio de la Asociación de la Prensa y de la Real Sociedad de Amigos de País. En 1912 se había inscrito en la Unión Apostólica de Sacerdotes Seculares, de carácter internacional, a la que perteneció siempre.

Empieza la fundación de Academias para estudiantes de Magisterio, Centro Pedagógicos y Revistas

En 1911

Funda la primera Residencia Universitaria

Femenina en España

En 1914

Reconocimiento civil de la Institución Teresiana

En 1917
En 1921

Es nombrado Capellán Real y se desplaza a Madrid

En 1921 fue nombrado capellán real, lo que le obligó a residir en Madrid. Allí recibió otras comisiones, como ser Vocal de la Junta Central contra el Analfabetismo, y se dedicó también a consolidar la Institución Teresiana, que obtuvo aprobación pontificia en 1924 como “Pía Unión” (Asociación de Fieles), con las características de cristocentrismo, vivencia del Espíritu, marianismo y conciencia de ser lglesia.

Pedro Poveda fue maestro de oración, pedagogo de la vida cristiana y de las relaciones entre la fe y la ciencia, y supo ofrecer su Institución para la formación integral de la mujer estudiosa. Estaba convencido de que los cristianos podían y debían aportar, a la sociedad pluralista contemporánea, enfoques, valores y compromisos sustanciales para la construcción de un mundo más justo y solidario. Con este fin promovió la presencia de hombres y mujeres de fe en los sectores públicos y privados de la sociedad. Así, colaboró con la Acción Católica como Consiliario de Padres de Familia y organizador de las Estudiantes Universitarias; fue uno de los fundadores, en 1929, de la “Federación de Amigos de la Ensenanza” (FAE); organizó Semanas pedagógicas y educativas, perteneció al Consejo de Redacción de la Revista “Atenas”; promovió planes para la creación de Escuelas en zonas rurales defavorecidas y elaboró un proyecto de Universidad católica en España, como comenzaban a existir en algunos paises europeos. Además, desde 1930 perteneció a la Hermandad del Refugio y Piedad, para atender a pobres, vagabundos y enfermos.

Entre 1931 y 1936 escribió abundantemente sobre "espíritu y ciencia”, que definía como la “forma sustancial” de la Institucion Teresiana. Aunque no formaba parte de los organismos directivos de la misma, continuó promoviendo su desarrollo en los distintos ámbitos de su misión, impulsó la relación con organizaciones internacionales y la presencia en nuevos países como Chile (1928) e Italia (1934).

En estos años difíciles de persecución a la Iglesia en España, instó continuamente a la no violencia. Decía: “la mansedumbre, la afababilidad, la dulzura son las virtudes que conquistan al mundo”. A la vez, su deseo de vivir la fe hasta la entrega de la propia vida si fuese necesario, manifestado en algunas ocasiones, había llegado a constituir en él una verdadera espiritualidad martirial.

 

 

 

 

El 27 de julio de 1936, cuando acababa de celebrar la Eucaristía, fue detenido en su casa de la calle de La Alameda de Madrid. No ocultó su identidad ante quienes fueron a buscarlo: “Soy sacerdote de Jesucristo”. Unas horas después, al ser separado de su hermano, que le había acompañado, le dijo: “Serenidad, Carlos, se ve que el Señor, que me ha querido fundador, me quiere también mártir”. A la mañana siguiente una profesora y una joven doctora de la Institución Teresiana encontraron su cadáver junto a la capilla del cementerio de La Almudena, con signos de haber recibido disparos de bala. Sobre su pecho aparecía, atravesado, el escapulario de la Virgen del Carmen. Tenía sesenta y un años de edad. Trasladaron su cadáver a la sacramental de San Lorenzo, donde recibió sepultura el día 29.

 

 

La UNESCO lo reconoció humanista y pedagogo en 1974, en el centenario de su nacimiento.

27 julio 1936

Es detenido en su casa tras celebrar la Eucaristía

28 julio 1936

Es asesinado en el cementerio de La Almudena

En 1974

Humanista y Pedagogo por la UNESCO

Es beatificado por el Papa Juan Pablo II

10 Octubre 1993

Fue beatificado por el Papa Juan Pablo II en Roma el día 10 de octubre de 1993 y canonizado en Madrid el 4 de mayo de 2003 por sus virtudes y su martirio. Sus reliquias se encuentran en la Casa de Espiritualidad de Santa María de Los Negrales (Madrid) y su memoria litúrgica se viene celebrando el día 28 de julio. Fue presbítero, mártir y fundador de la Institución Teresiana.

Es canonizado en Madrid

4 Mayo 2003 
Palabras de nuestro Titular

"Cristo es para nosotros camino, verdad y vida. Camino por donde hemos de ir al Padre, camino único, fuera del cual no podemos caminar. Llegar al término, sin pasar por el camino, es imposible. Cristo es la verdad. Verdad sustancial, increada, eterna. Conociendo a Cristo se conoce toda la verdad, se está libre de todo error, de toda ilusión, se saben apreciar las cosas según lo que valen. Cristo es vida. En Él está la vida, separados de Él no podemos tenerla, cuando nos falta Cristo estamos muertos. Esta vida no es como la del mundo, caduca y transitoria; es eterna."

"Los hombres y las mujeres de Dios son inconfundibles. No se distinguen porque sean brillantes, ni porque deslumbren, ni por su fortaleza humana, sino por los frutos santos, por aquello que sentían los apóstoles en el camino de Emaús cuando iban en compañía de Cristo resucitado a quien no conocían, pero sentían los efectos de su presencia."

"Las manifestaciones de vida en todos los órdenes, moral, intelectual y, hasta físico, las apreciamos siempre por la intensidad de la vida Eucarística. Porque es preciso para mantener la vida del espíritu que seamos perseverantes en la recepción del pan de vida, así como para conservar la del cuerpo hay necesidad del alimento cotidiano. En suma, si la obra que realizamos es de apostolado, si el fin es sobrenatural, si la vida que llevamos es del mismo orden, necesitamos de un alimento, de un sustento proporcionado, y este alimento es el cuerpo y la sangre de Cristo."

"Así ha de ser vuestra vida: toda de Dios. Pero siendo de Dios toda, ha de distinguirse por su carácter eminentemente humano, el cual, informado por una vida toda de Dios, se perfecciona, pero no se desnaturaliza. Vida henchida de Dios. Sí; del Dios que hizo lo humano para perfeccionarlo y no para destruirlo. Yo quiero, sí, vidas humanas; pero como entiendo que estas vidas no podrán ser cual las deseamos si no son vidas de Dios, pretendo comenzar por henchir de Dios a los que han de vivir una verdadera vida humana...."

"Sí, el Maestro dice a sus discípulos: La paz os dejo, mi paz os doy; pero añade: no os la doy como la da el mundo. Su paz es orden, armonía, gracia; es compatible con los dolores, amarguras y persecuciones; existe aun cuando todo se conjure contra sus discípulos; es la paz del alma, del corazón, de la conciencia, del cumplimiento del deber, de la razón que estima y aprecia en su justo valer las cosas, de la fortaleza que se mantiene intrépida en la lucha, que no es vencida por halagos, ni por amenazas. De aquí que Cristo añadiera a sus últimas palabras referidas: No se turbe vuestro corazón ni se acobarde."

"Habéis de trabajar, orar, sufrir, como si todo el fruto dependiera de vuestro esfuerzo, pero persuadidos de que ni el que planta es algo, ni el que riega; que nada podréis por vosotros mismos; que Dios es el que da el fruto. A Él habéis de encaminar toda la gloria, a Él debéis referirlo todo, de Él debéis esperarlo todo. Lejos de vosotros la vanidad, la presunción y hasta la satisfacción, si veis el fruto. Mirad que todo es de Dios; temed arrebatarle la gloria que le pertenece. Tened sólo un anhelo; que toda la gloria sea para el Señor, cuyo es el fruto, cuya es la virtud, la potencia, la eficacia."

"La Encarnación bien entendida, la persona de Cristo, su naturaleza y su vida dan, para quien lo entiende, la norma segura para llegar a ser santo con la santidad más verdadera, siendo al propio tiempo humano con el humanismo verdad."

Josefa Segovia: primera directora general de la Institución Teresiana 

Tenía 22 años cuando la conoció Pedro Poveda, pero su juventud no fue obstáculo para que él pusiera en manos de una mujer joven la empresa que entonces se iniciaba.

Era el año 1913 y Josefa Segovia Morón acababa de graduarse en la Escuela Superior del Magisterio en Madrid. En 1911, durante sus años de Canónigo en el Santuario de Covadonga, Pedro Poveda había iniciado una Obra pionera en apoyo a las jóvenes que iniciaban sus estudios en las escuelas de Magisterio del Estado. Ya existía una Academia en Oviedo y otra en Linares. Ahora, él buscaba alguien preparado para asumir la dirección de la Academia para estudiantes de Magisterio que se iniciaba en Jaén.

Josefa Segovia aceptó el reto y de aquella colaboración primera surgió una gran compenetración con el Fundador de la naciente Asociación. Fue en Jaén en donde su proyecto recibió la aprobación eclesiástica y civil en 1917. El mismo Poveda había calificado la Obra como una ‘idea buena’ y Josefa Segovia abandonó sus planes de matrimonio y se entregó de lleno a la animación de las Academias que fueron surgiendo por toda España. La Academia de Madrid fue la primera Residencia Universitaria Femenina de España y cristalizó en el Colegio Mayor Padre Poveda de Madrid, el cual fue visitado por Josefa Segovia en 1951.

Josefa Segovia fue una mujer con una gran inquietud por profundizar en el diálogo fe-ciencia, como lo muestra el prólogo que escribió para el primer número de la revista Eidos:

"Su programa es el de un trabajo serio, honrado, sincero, exigente consigo mismo, en la búsqueda constante y única de la verdad y en la defensa serena de la misma; de libre expresión de un pensamiento que, sin pretender dogmatizar, aspira, sin embargo, a ser coherente y consecuente en toda su línea. [...] En la adhesión al pensamiento de la Iglesia hay muchos grados y muchas formas, desde la que cuida de no contravenir con pretendidas conclusiones científicas las verdades establecidas por ella, hasta la que se ocupa en desentrañar las verdades reveladas y especula sobre ellas, para iluminar campos de la teoría y de la práctica que puedan beneficiarse de la fecundidad inagotable de la fe. Esto han hecho siempre los grandes pensadores del cristianismo. Esto queremos hacer en la medida de nuestras fuerzas. [...] Valga pues, también este anhelo de coincidir en la verdad con todos los que lealmente la buscan y con ella se abrazan. Porque si la posesión de un bien material divide a los poseedores por su tendencia a ser exclusiva, la posesión y goce de la verdad une y acerca".

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