Desde hace unos años, el Colegio Mayor Padre Poveda ha unido su nombre al de muchos colegios mayores, universidades españolas y, últimamente, al del Consejo Nacional de Colegios Mayores, en una campaña que pretende un cambio de mentalidad social sobre estos hechos, especialmente significativo en los ambientes universitarios, llamados “novatadas”.

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No obstante, el Colegio Mayor Poveda de Madrid quiere expresar en estas breves páginas, no sólo su adhesión a este pensamiento compartido, sino fundamentar el suyo propio en los principios pedagógicos y educativos que dan sentido a la existencia de la Institución Teresiana, cuya misión es la evangelización a través de la educación y la cultura.

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Los centros residenciales y académicos fundados por Pedro Poveda (Academias y Residencia Femenina de Madrid) basaban su funcionamiento, organización y actividades en un estilo educativo en el que todo debe colaborar a la formación de la persona. Este estilo fue ampliamente definido y desarrollado por Pedro Poveda en sus escritos.

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Para Poveda, en sus Academias y en la Residencia, es fundamental propiciar un clima favorable a la maduración y el crecimiento personales. Se trata pues de formar personas.

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Para este fin, se definen los rasgos característicos de la educación povedana: la formación y solidez de criterios, el clima de familia, la naturalidad.

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Este es nuestro horizonte educativo y sabemos que es vital para nuestra sociedad lograr que haya personas que aspiren a ser así. Para nosotras, miembros de la Institución Teresiana que formamos el Equipo Directivo de este Colegio Mayor, estos principios y este horizonte son irrenunciables.

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Se desprende fácilmente de esta exposición que las prácticas llamadas “novatadas” se oponen frontal y radicalmente al espíritu educativo de los centros de la Institución Teresiana. Todo aquello que se basa en la coacción, en la imposición, en la humillación y en el doblegamiento de la voluntad, por leve que pueda parecer, no tiene cabida en nuestros espacios.

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Buscamos un cambio de mentalidad. Aspiramos a que en nuestra casa se viva el clima de familia que Pedro Poveda buscaba, basado en la generosidad, la apertura y el servicio.

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Para nosotras es lamentable saber que muchas de nuestras colegialas han sufrido coacción y humillaciones y no son libres para denunciarlas ni para resistirse a ellas. Pero todavía nos causa más dolor saber que hay que colegialas que defienden estas prácticas y las ejecutan, en nombre del “espíritu povedano”, sobre todo si son antiguas alumnas de nuestros centros.

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La supresión de dichas prácticas está expresada en el Reglamento Interno, pero, como hemos dicho, buscamos un cambio de mentalidad que afirme el respeto de la dignidad de la persona a toda costa.